Jesús Campos Torres y María de la O Delgado Onieva

El instituto San Fulgencio está recordando sus 50 años de enseñanza, durante todo este tiempo son muchos los alumnos que han pasado por sus aulas y han hecho del centro una importante entidad cultural. Pasando lista entre sus estudiantes, nos hemos encontrado los expedientes de dos grandes alumnos que comenzaron sus andaduras en el instituto y que a día de hoy no lo han abandonado aún. Hablamos de Jesús Campos Torres y María de la O Delgado Onieva, ambos alumnos del IES San Fulgencio que actualmente forman parte del cuerpo docente del centro.

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Jesús Campos Torres, profesor de Geografía e Historia nació en 1981 en Écija y desde 1994 hasta 1998 fue estudiante del centro, como anteriormente lo fueron sus padres. Tras finalizar sus estudios de Geografía e Historia en la Universidad de Sevilla en 2003, se presentó a las oposiciones con éxito consiguiendo en 2004 ser profesor en el IES Nicolás Copérnico de Écija durante 2 años. Su segundo destino sería El Rubio, donde trabajó como profesor durante 3 años. Finalmente y a día de hoy, su destino actual es el IES San Fulgencio, donde ingresó como profesor en 2008.

María de la O Delgado Onieva es profesora de Matemáticas. Nació en 1976 y fIMG_2495ue estudiante del centro desde 1990 hasta 1994, tras finalizar en el centro comenzó sus estudios de Matemáticas en la Universidad de Sevilla. Al terminar su formación estudió para las oposiciones, las que exitosamente aprobó en 2000. Desde entonces, Mariola imparte clases, siendo este su 15º curso como profesora de Matemáticas, su primer destino fue La Carlota, donde impartió clase durante 2 años, tras esto su primera toma de contacto con el IES San Fulgencio fue en 2003 hasta el 2004, seguidamente pasó 7 años como docente en Fuente Palmera y por último y actualmente es profesora del centro desde 2010.

¿Qué recuerdos resaltaríais de vuestros años de estudiantes?

María de la O: Recuerdo que el primer día que entré en el IES San Fulgencio, estaba bastante nerviosa. Llegaba de un colegio religioso de niñas y todas mis compañeras fueron a la “Extensión”. Al principio no conocía a nadie y me costó un poco, pero en cuanto conocí a mis compañeros ya me sentí mucho más cómoda, además las amistades que hice en el centro han sido amistades que me han acompañado hasta día de hoy. Pasé unos años muy bonitos, llenos de recuerdos en este instituto. Tuve profesores muy buenos, recuerdo en 2º de BUP a mi profesor de Matemáticas ,al que debo mi profesión actual, ya que fue uno de los profesores que me “enganchó” a las Matemáticas.

Jesús: El primer año llegué asustado por las novatadas, incluso quedé con algunos compañeros cerca de la puerta del campo de fútbol para entrar juntos (explicaba entre risas). Es lo que explica Mariola, una de las cosas que peor llevabas era que te separasen de tus amigos, pero a día de hoy seguimos haciendo eso para que se relacionen entre ellos y acaben integrados, así haces amistades rápido. Conservo muy buenos recuerdos del centro y de muchos profesores. En cuanto al profesorado, puedo decir que la ciencia es mi asignatura pendiente pero recuerdo, por ejemplo, las clases de Física y Química de Pepe Carmona que consiguió que las entendieran y que me gustaran.

Ahora que ejercéis la docencia ¿Echáis en falta algunos valores que antes existía y ahora no se aplican?

J: Antes creo que había más respaldo al profesor por parte de la familia frente al alumno. Otro aspecto que no recuerdo en mis años de estudiantes es la facilidad con la que se falta al respeto del profesorado.

M: Coincido con Jesús, además, en mis años de estudiante los alumnos asistían a una educación no obligatoria. Quizás en Bachillerato el ambiente del alumnado es más similar al que nosotros teníamos, alumnos ilusionados, atentos, etc., pero tampoco es cuestión de generalizar, hay alumnos muy lindos y atentos en la ESO. Pero también otra diferencia es que llegan antes, yo ingresé como alumna del centro con 14 años ahora entran con 12 y la diferencia de 2 años a esa edad se nota.

J: Los niños de ahora son iguales a los de hace 10 o 20 años. Tal vez lo que ha cambiado son los valores que les inculcamos. En la educación hay un valor que ocasiones nos olvidamos de trabajar desde casa, incluso desde los centros, como es la responsabilidad y el responsabilizar al alumno de lo que hace o no hace. Hay veces que la familia no va junto al profesor, sino frente a él y eso es un gran problema que ha cambiado en los últimos años.

A la hora de impartir vuestras clases ¿Habéis seguido los modelos de vuestros profesores de la infancia o habéis innovado?

J: Mi premisa fundamental es enganchar al alumno a la materia, hacerla amena, interesante y motivarlos al estudio. Para ello intento no hacer ninguna clase igual, usando las nuevas tecnologías, utilizando vídeos o incluso cambiando el rol de los alumnos o la distribución del aula. Yo creo que una de las cosas que han cambiado para positivo es reducir las clases magistrales a lo mínimo.

¿Y en Matemáticas?

M: Yo he cogido un poquito de cada uno, incluso de profesores que no eran de Matemáticas, normalmente hago muchos esquemas para que todos los pasos queden claros para los alumnos que le cuesta más. Pero he ido renovando desde que comencé, empecé de una manera y con el tiempo he ido mejorando detalles, también es muy diferente la forma de impartir la clase dependiendo del nivel.

¿Qué os impulsó a ser profesores?

M: Mi madre es maestra y esto me influyó, cuando decidí estudiar Matemáticas era una posibilidad más ser profesora, pero no lo tenía claro del todo. A lo largo de la carrera me fui entusiasmando y en tercero empecé a dar clases particulares a conocidos, me empezó a gustar el hecho de aportar algo a los demás, ayudar a superar esta asignatura, que a veces resulta tan complicada. Me gustó la idea de que con mis clases podía ayudarlos, entonces al finalizar la carrera decidí ponerme con las oposiciones y a día de hoy estoy muy contenta.

J: Yo casi igual, mi padre fue profesor en el Colegio Miguel de Cervantes, Calvo Sotelo y en el IES Nicolás Copérnico y creo que siempre he pensado serlo yo también. Recuerdo que cuando era pequeño, a veces para tenerme entretenido me pedía que le ordenase los exámenes y eso me encantaba. Y aunque cuando terminé me surgieron otras posibilidades siempre he tenido claro que lo que quería era ser profesor. Creo que es una vocación que he tenido siempre.

Vuestros padres fueron maestros y en cierta parte os inspiraron a ser docentes, por lo tanto sois conscientes que sois el reflejo para muchos de vuestros alumnos ¿Qué consejos le daríais a ellos para el futuro?

J: Yo voy a dar uno que le doy a todos mis alumnos. Muchos alumnos que han estado en el diurno casi de “club social” para charlar con los amigos, pasear los libros,…vuelven para matricularse en Adultos, cuando ya tienen una familia, unas necesidades y obligaciones que le suponen un auténtico sacrifico. Mi consejo es que aprovechen los que se les ofrece: una educación totalmente gratuita, un servicio a su alcance, que puede que no tengan la madurez suficiente para valorarlo, pero cuando pasan unos años lo agradecerán.

M: Los alumnos están en una edad en la que el aprendizaje es más fácil, aparte tienen muchas facilidades, las familias están pendientes de que estudien y no tienen otra obligación, aunque siempre hay excepciones. Por otra parte, mi consejo es que elijan un trabajo que les guste, la vocación tiene un valor muy importante, y debe de ser la principal razón que les lleve a elegir una profesión. Deben elegir un trabajo que les llene y les hagan sentir que aportan algo a la sociedad.

Cuando el IES San Fulgencio apareció en 1965, Écija era una ciudad rural con una población dedicada mayoritariamente al trabajo en el campo ¿Cuál creéis que fue el mayor impacto en la sociedad la apertura del centro?

J y M: Resaltaríamos las posibilidades que se les abrieron a todos los ecijanos, ya que por esos años era una población cien por cien rural que estaba perdida en mitad de la campiña. Para sus ciudadanos la posibilidad de formarse y salir adelante de esa situación generalizada eran imposible y los que tenían más posibilidades tenían que desplazarse a Sevilla, Córdoba o Osuna. Por ello, el instituto abrió un banco de oportunidades que no existían hasta entonces.

Durante sus 50 años el IES San Fulgencio ha resaltado entre el resto de centros por su personal cualificado, ambos sois personal cualificado ¿Creéis que tenéis los medios suficientes para ejercer correctamente vuestra profesión?

J: Hay muchas necesidades que el centro debe cubrir y que no tenemos a disposición. Por poner un ejemplo ordenadores y otras herramientas relacionadas con las nuevas tecnologías a la que intentamos adaptarnos, pero lo cierto es que el centro no está preparado, ni dotado para trabajar con ellas.

M: Por otra parte, también estamos escasos de recursos humanos, en las clases de 1º y 2º de ESO en las que hay alumnado a veces desmotivado, sería perfecto el poder hacer desdobles y marcar algunas diferencias, de manera que atiendas a todos adaptándose a cada caso. Es un gran problema la masificación de los grupos.

J: Las clases de bachillerato están masificadas, hay clases que tienen 38 alumnos, es muy complicado trabajar individualmente con cada uno, hay gente que con un poco más de ayuda podrían conseguir más. Teniendo en cuenta además que en la ESO, donde muchos alumnos vienen totalmente desmotivados la situación es similar, podemos imaginar que hay muchos alumnos que reduciendo la ratio y dedicándole más tiempo mejorarían mucho, pero en la mayoría de los casos te ves desbordados con tantos alumnos y a veces te afecta hasta la vida personal. Tienes que sacar hora de tu tiempo personal, es lo de siempre “los maestros que bien viven” pero nadie sabe el tiempo que los maestros echan en casa corrigiendo, elaborando clases, preparando material para una sola hora de clase,….

M: Hay muchas cosas que mejorar, por ejemplo hay muchas clases en las que no cabe el alumnado para los exámenes, el salón de actos es ínfimo con la cantidad de alumnos que tenemos, el gimnasio, la sala de informática igual, hay pocos recursos para tantos alumnos.

Los dos sois profesores y padres ¿Os gusta el panorama que les espera a vuestros hijos o haríais algunos cambios?

M: Creo que en España es fundamental llegar a un acuerdo entre los grandes partidos y los docentes, y no creo necesario cambiar la ley de educación cada cuatro años, porque cuando nos adaptamos a una, la cambian por otra. Deberían existir unos puntos básicos en los que tendríamos que llegar a un acuerdo y darnos cuenta que la educación es básica para cualquier gobierno que esté en el país y no estemos cambiando constantemente, eso es fundamental, llegar a algo que perdure en el tiempo.

J: El problema es que utilizan la educación como arma política, hay cosas que modificar está claro, pero en cambio hay otras que están bien como están, pero estamos en un combate entre partidos. A veces, con tantos cambios los mismos profesores estamos perdidos, si quieres trabajar bien quieres tener un rumbo fijo y marcarte un objetivo, pero si este objetivo lo modifican constantemente no tiene sentido todo el trabajo realizado.

¿En qué aspectos invertiríais en educación?

M: En primer lugar ampliaría el personal, porque en cursos pequeños varía muchísimo tener 20 o tener 38 alumnos. Aunque la teoría sea muy buena no puedes atender a 38 alumnos de manera individualizada y muchos de ellos podrían mejorar si tuvieran una atención más personal. Veo fundamental bajar la ratio y eso conlleva ampliar muchísimo el personal, es necesario. Por otra parte, el estado de los centros, muchos son antiguos y se agradecería que el material estuviese en condiciones, si en un principio de curso las sillas y mesas llevan usándose 15 años (por ejemplo) y están deterioradas, aunque el profesorado intente que los alumnos conserven el material, el estado en el que se encuentran el mobiliario no les anima a hacerlo.

J: Además de todo eso, un aspecto importante son los libros gratuitos. Está muy bien esta idea, pero hay libros con 6 años que han pasado por 6 manos diferentes y están muy deteriorados. El alumno intenta cuidarlo pero cuando son libros que han sido usados 6 años consecutivos no pueden hacer nada.

Si por motivos ajenos tuvieseis que abandonar vuestra profesión y no ejercer como docentes ¿Qué experiencias os llevaríais?

M: Muy positivas y mucho más bueno que malo, sinceramente me gusta mucho mi trabajo y aunque hay días amargos, en general estoy muy contenta con él. Pero sobre todo merece la pena por el alumnado, te reconocen el trabajo y te agradecen todo lo que has hecho por ellos, al menos la mayoría. Me resulta muy gratificante mi profesión y sin duda nunca dejaría esto. Nosotros tengamos la edad que tengamos, ellos siempre tienen la misma y eso da mucha energía, siempre tienen ilusión, ganas y el trabajar siempre con gente joven es muy agradable.

J: Coincido con Mariola, siempre he querido ser profesor y, a pesar de malos ratos, llega un momento en el que solo te acuerdas de lo bueno. Además, muchas veces los alumnos te transmiten la energía que tienen, y cuando organizas algo con y para los alumnos y todo sale bien la satisfacción es enorme. Es muy gratificante saber que tu esfuerzo tiene resultados.

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Con todo esto, ambos profesores recuerdan su paso por el IES San Fulgencio, un centro que a pesar de mantener 50 generaciones de alumnos siempre ha hecho especial a cada una de ellas, aportándoles los mejores conocimientos a todas sus promociones. Unos conocimientos que hubieran sido imposibles de impartir sin personas que, como Jesús Campos y María de la O Delgado, han realizado su trabajo durante todo este tiempo, profesionales de uno de los valores más importantes, la educación.

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